lunes, 11 de junio de 2018

Las increíbles técnicas de los forenses mexicanos para identificar cuerpos irreconocibles y rastrear a los asesinos


En la última década, la llamada "guerra contra el narco" dejó un tendal de víctimas de crímenes cada vez más violentos. Los peritos han tenido que desarrollar nuevos métodos y herramientas para echar luz sobre cuerpos mutilados, desfigurados y hasta disueltos.



Ciudad Juárez, Chihuahua, verano de 2005, al laboratorio del perito odontólogo forense Alejandro Hernández llega un cuerpo. En realidad, lo que queda de un cuerpo: restos abandonados en una solitaria cuenca desértica de la comunidad de San Agustín, en el Valle de Juárez, que en el transcurso de los años se convertirá en referencia del trágico mapa de los femicidios que acumuló esta ciudad de la frontera norte desde finales de los años noventa.

Allí, bajo el sol del desierto que levanta a 40 grados la temperatura, entre las arenas, estaban los restos óseos y pedazos de piel momificada a los que Hernández Cárdenas aplicara, por primera vez, su técnica de rehifratación de cuerpos. Una innovación forense extensamente reconocida hoy, que el especialista comenzó a desarrollar entre 2003 y 2004 para identificar cadáveres hasta entonces imposibles de reconocer.

El equipo forense de la fiscalía del estado en Ciudad Juárez reconstruirá el cuerpo con los restos óseos hallados, descubrirá que la víctima es una mujer, pero nada sabrán de las circunstancias de su muerte. Hernández toma los restos de piel, reconstruye partes del cuello y tórax y sumerge los tejidos en la fórmula que para entonces y ha aprobado en al menos 100 dedos momificados, a partir de la combinación de químicos y fórmulas.

En el transcurso de los días, la piel comienza a rehidratarse y revela heridas de un arma punzocortante: la mujer había muerto apuñalada, descubre el forense, que pasará el caso a la Fiscalía Especializada en Investigación de Homicidios de Mujeres de Ciudad Juárez.

De no ser por la técnica inventada por Hernández Cárdenas, muchos de los cuerpos de mujeres hallados en Ciudad Juárez y sus alrededores habrían terminado en una fosa común, sin identidad ni causa de muerte.

Eran decenas los cuerpos de mujeres que entonces alimentaban el expediente de femicidios de esta ciudad de la frontera. De acuerdo con una investigación del Colegio de la Frontera Norte, entre 1993 y 2007 (14 años) se reportaron 501 asesinatos de mujeres. La cifra escaló a 940 entre 2008 y 2013 (seis años).

"Eran jovencitas de entre 12 y 20 años máximo y era terrible, impresionante, trabajar con esos cuerpos que no lográbamos identificar: eso fue lo que motivó mi trabajo", dice Hernández Cárdenas desde su laboratorio forense en Ciudad Juárez, donde ya puede presumir la patente de su técnica conocida como "Rehifratación de Tejidos Blandos en Cadáveres Momificados y Revisión del Proceso de Putrefacción, con Fines forenses de Identificación y Determinación de Causa de Muerte".



Esta se basa en sumergir un cadáver en estado de putrefacción o deshidratación en una solución líquida por algunos días. Al paso del tiempo, el cuerpo retoma en la medida de lo posible su aspecto natural o previo a la muerte y recupera señas particulares, ya sean naturales o adquiridas.

Su fórmula permite que reaparezcan, por ejemplo, lunares, huellas dactilares, cicatrices, perforaciones, tatuajes, mordeduras y lesiones. A veces la forma del rostro, la boca, la nariz, las orejas y el color de piel.

Ya visibles los datos característicos de la persona, también aparecen las lesiones que aportan información al trabajo forense para determinar la posible causa de muerte que servirá para la investigación criminal.

Para rehidratar un dedo y obtener las huellas dactilares de una víctima bastan 100 mililitros de esa solución elaborada con base en distintos químicos y sales, y 200 litros si se trata de un cuerpo completo, explica Hernández Juárez sobre su técnica, la cual resulta "mucho más barata que un perfil genético que a veces falla", dice.

Dos años tardó Hernández Cárdenas en desarrollar la fórmula, y siete más en conseguir la patente de su técnica. Eso significa que el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) comprobó que es única en el mundo.

"Sigo trabajando y buscando la manera de obtener mejores resultados", dice Hernández, quien ahora se ha propuesto reducir el tiempo de exposición de los cuerpos dentro de la solución. "Al principio, cuando comencé a utilizar la fórmula, me llevaba tres semanas su reconocimiento y ahora ya lo podemos hacer en cinco días".

Su meta es lograrlo en dos o tres días, motivado por una máxima de la criminalística que dice: "El tiempo que pasa es la verdad que huye", porque entre más tiempo tarda en aclararse un crimen, más fácil es que el responsable se salga con la suya y quede impune.

"Si logramos revertir la putrefacción de un cadáver en menos tiempo, más rápida será su identificación para determinar la causa de muerte para detener al responsable", afirma el forense, quien calcula que desde 2004 a la fecha ha sometido a su técnica al menos 1150 casos.

"Entiéndase por caso un dedo, una mano, cualquier parte de un cuerpo", explica Hernández Cárdenas, quien en su juventud quiso ser sacerdote y boxeador, y fue socorrista y operador de ambulancia de la Cruz Roja, antes de llegar a la odontología y de allí saltar al campo forense.

Lo decidió, recuerda, el día que le tocó atender el choque de un camión de gasolina con un tren que viajaba de Ciudad Juárez a Chihuahua. "Supuestamente viajaban 47 personas en el primer vagón que se impactó directo con la pipa (camión) y sólo logramos recuperar 24 cadáveres".

Allí les pidieron a los rescatistas buscar todo lo que pudiera ayudar a la identificación de cuerpos. Hasta que llegó un médico forense y les dijo: "Busquen los dientes, los dientes no se queman y aportan mucha información útil". Alejandro Hernández se impresionó y decidió su camino.



En su trayecto ha logrado algo más que identificar cuerpos: devolverles identidad y dignidad. No sólo a mujeres asesinadas, porque en una década Juárez transitó de los femicidios a los homicidios en serie.

Entre 2007 y 2010 la ciudad pasó de 300 homicidios al año, a 3000, convirtiéndose en la más peligrosa del mundo, según datos del Concejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, AC.



Para muchas de esas víctimas hubo un final digno gracias a la técnica de Hernández. "Sus familias pudieron reconocerlas, recuperarlas y darles sepultura digna para no dejarlas en una fosa común como cualquier cosa, porque una fosa común es como un basurero, y ese no es final digno para ninguna persona", dice.

Ahora, el especialista forense comparte su técnica y conocimientos con fiscalías de estados como Querétaro, Guerrero y Chiapas, y está en trámites para ir a Aguascalientes y San Luis Potosí.

También ha colaborado con Panamá y República Dominicana, y en su trabajo están interesadas la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia para el Control de Drogas (DEA), de Estados Unidos.

El país la necesita. La violencia que comenzó en Ciudad Juárez hoy se extiende por todos los estados donde aparecen cada día fosas clandestinas, muertos por identificar y hay desaparecidos que encontrar. Todas víctimas que esperan que alguien les devuelva identidad, dignidad y justicia.




La tecnología al servicio de la reconstrucción de un rostro

Al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) llegan todos los días familiares de desaparecidos en espera de la identificación de restos.

La violencia ha borrado el rastro de entre 3000 y 4000 víctimas (2745, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas del gobierno federal, o 4000 según las organizaciones civiles) y en el IJCF, las familias buscan la ayuda de la ciencia forense para saber si los cuerpos hallados aquí y allá en el estado corresponden a su desaparecido.

Reconocido como uno de los mejores del país, el IJCF es pionero en México en una técnica de identificación conocida como aproximación facial forense, que a partir de la osamenta de un cráneo puede reconstruir un rostro con la ayuda de tecnología 3D (tercera dimensión).



Al frente de este laboratorio está el perito Dorian Quezada, quien hace 15 años comenzó en área de retrato hablado (identikit) por su talento para el dibujo, y desde hace 7 se desempeña en el laboratorio de aproximación facial forense.

Sólo Jalisco y Guanajuato cuentan con esta técnica en México. Quezada es el experto en Jalisco y la resume así: "Es un proceso de interpretación científica del rostro, a partir de la osamenta del cráneo, para la identificación de personas".

En realidad, el proceso es un poco más complejo y en él convergen distintas disciplinas como la antropología forense, que a partir de los restos craneales puede determinar sexo, edad y hasta estatura de una persona.

Ya reconstruido o preparado el cráneo, habrá que tomarle aproximadamente 120 fotografías desde distintos ángulos para su digitalización 3D. Un proceso que Dorian llama fotogrametría y para el cual utiliza software libre.

Sigamos: a partir de su procesamiento digital, aparecerá una nube de puntos en tercera dimensión, que de nuevo deberá ser procesada digitalmente para obtener una réplica a escala del cráneo.

Sobre esa réplica, explica Dorian, se aplican las métricas y parámetros de la antropología física para tener un rostro. Aquí destaca que en el tema de los parámetros ha habido avances científicos importantes que le han aportado precisión y respeto científico a la aproximación facial forense.

Explica por qué. "Antes no se tomaba muy en serio esta disciplina porque en la reconstrucción facial aplicaban parámetros "artísticos" basados sobre todo en cánones de belleza, es decir, cómo debía ser un nariz".

Ahora, en cambio, los parámetros científicos toman un cuenta las características particulares de una población, porque no es lo mismo ser caucásico que negro, o mexicano que europeo.



De modo que, de acuerdo con la población de que se trate, ya sea de un país o una región, hay parámetros para cada una de las partes que componen el rostro, explica Dorian. "En eso estamos trabajando actualmente: tomando muestras de la población del occidente de México para tener una generalidad de los puntos básicos anatómicos de cada rasgo, obtener así sus parámetros y lograr identificaciones más exactas con un margen de éxito de 90%", calcula.

Pero la ciencia es lenta, advierte. "Llevo tres años investigando esos parámetros, y hasta el momento llevo recopiladas poco menos de 100 muestras, de 270 que se necesitan por lo menos".

La aplicación de esta técnica forense tuvo en principio un tímido reconocimiento y un uso limitado por parte de la Fiscalía en la investigación de casos. "Hubo un tiempo de mucha descoordinación para darle seguimiento a los casos, como consecuencia de la separación, en 1998, del IJCF y la Fiscalía del estado", explica Dorian Quezada.

Sólo a partir de la ofensiva contra el narcotráfico del ex presidente panista Felipe Calderón, en 2007, y su estela de muertos y desaparecidos, de cuerpos localizados y clasificados como N/N (sin nombre), ambas instituciones tuvieron que mejorar la coordinación.



Todavía hay mucho por hacer y criterios que mejorar. Pero Dorian Quezada se siente satisfecho con lo que han logrado en su área. Eso sí: aclara que se trata de un trabajo en equipo, en el que intervienen expertos de distintas disciplinas forenses que se reúnen cada 15 días con personal de la fiscalía para dar seguimiento a los casos.

Una nariz canina al servicio forense

Hace dos años, bajo el cobijo de la Universidad Autónoma de Querétaro, nació una particular iniciativa: una consultora forense integrada entonces por tres criminólogos egresados de esa institución, que tuvieron el propósito de innovar en ciencia, prácticas y materiales forenses.

Así nació ForensiUAQ, de la iniciativa de Luis Trejo como director, Salvador Salomón como experto en balística y Daniel Camargo al frente de una novedosa área que se llama odorología forense.


Es su secreto mejor guardado. Se trata de una técnica que utiliza la capacidad olfativa de los perros para el reconocimiento de cuerpos y de prácticamente "cualquier objeto que tenga un olor característico", dice Camargo, criminólgo que combinó su destreza como adiestrador de perros con su práctica profesional para desarrollar la odorología forense en México.



"Somos los únicos que la trabajamos en el país", afirma Daniel, quien tuvo su primer acercamiento con la odorología en Europa, donde la conoció por un amigo que solicitó su colaboración como especialista en perros detectores para un caso legal. "Mi tirada fue no traerla, sino desarrollarla aquí, al estilo de México, con la asesoría de expertos internacionales, pero a nuestra manera. (Fuente: INFOBAE)







No hay comentarios:

Publicar un comentario

Una nena de 12 años murió luego de que le cortaran los genitales

Una nena de doce años murió en Egipto luego de que le cortaron los genitales. La mutilación genital femenina se realiza en genera...